Más allá del diploma
Una Celebración Familiar de Tenacidad y Amor Incondicional
Se vuelve común, ordinario, el día a día, el ciclo escolar y, así, año tras año, hasta que el ciclo concluye en una generación que egresa.
Mi amor, no sabes qué alegría, pero sobre todo, ¡qué orgullo! Desde que llegué me emocioné; me dijo Lucero: 'Lloré al ver el video, mamá'. Me imagino que lloraste también. Y sí, hija, lloré, porque este logro es muy grande. Es un orgullo y una emoción que traigo en el pecho y que me obligan a contenerme para que las lágrimas no se me escaparan, como lo hacen ahora mismo.
Te amo, hija, no sabes cuánto. De una chispa te volviste una luz que irradia. Hoy, mi amor, ¡irradias, iluminas! Eres grande: un gran ejemplo de vida.
Felicidades por tu graduación.
Para ti, mi admiración y mi amor incondicional.
Si alguien piensa que ser estudiante se reduce solo al estudio, las clases, los exámenes o las exposiciones, se equivoca. Hay mucho más que eso.
Son las colegiaturas mes tras mes, es el costo de los traslados diarios o semanales. Son las noches en vela entregadas a libros y pantallas para cumplir con tareas que parecen interminables, o para pulir cada detalle de un proyecto. Es el ritual de preparar el uniforme, impecable, porque te veía prepararlo y plancharlo por las noches para cada práctica, cada día. Es el desafío de reunir el dinero para cada material, cada libro, cada "no proyecto" —esos gastos extras e imprevistos, esenciales para la carrera— que resulta indispensable.
Y no olvidemos el camino. La vida está marcada por las etapas: los primeros días en el kinder, el crecimiento en la primaria, la transición de la secundaria, la presión de la preparatoria. Luego viene el momento crucial de elegir una carrera, un reto en sí mismo. Y sí, parte de este camino incluyó rectificar; tomar la sabia decisión de dejar un primer intento para abrazar la carrera definitiva, esa que realmente la apasionaba, que la llevaría a concluir la universidad. Cada una de esas etapas, cada acierto y cada corrección de rumbo, no fue tiempo perdido, sino la forja de la convicción que hoy celebramos.
Pero, sobre todo, es continuar a pesar del cansancio que agobia, es persistir cuando la motivación flaquea, porque solo en ese camino, solo a través de esa tenacidad, es donde los sueños empiezan a tomar forma y se vuelven alcanzables.
Que tu abuelita, a sus 95 años, nos acompañara al acto académico y que, al verte en tu uniforme de egresada, te dijera con sus ojos húmedos: "Hija, pareces paloma blanca," confirma que este logro es la alegría de toda la familia, desde la raíz.
Leer la emoción de tus hermanas que te aman por ser la más pequeña —con sus "Qué hermosa, "ermana", felicidades 💗💗❤️ Se logróooo," "Súper logro🥹🥹 te ves radiante, Shiny," y el "Ayyyyy llorooooo, "Ermana" muy feliz y orgullosa por ti, Eres la mejor, te amo mucho"— me llena el alma.
Ser testigo de tu desempeño sobresaliente en tu carrera de Nutrición, y ver a tu papá con lágrimas de orgullo, me demuestra que el esfuerzo siempre tiene sus recompensas. Hoy comprendo más que nunca tus palabras, hija: 'Siempre has sido mi motor'.
Y yo, mi amor, te amo con todos los puntitos del mundo; es el amor que se expande sin límites y que crece cada día.
Letras Lemcys ®
- Nota: La palabra "hermana" es a menudo expresada como "ermana", es una muestra de cariño, un detalle que refleja calidez y cercanía.




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