La soledad es una pausa

La vela no alumbra el cuarto, alumbra el alma.

En el silencio, la soledad se sienta conmigo. 

No exige palabras, no pide explicaciones. Solo está. 

Como una luna sin testigos, 

como un abrazo que no necesita brazos. 

Y en su compañía, 

descubro que no estoy sola. 

Estoy conmigo. Y eso, a veces, es todo lo que necesito.

¿Cómo te acompañas?

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